La miostatina es una proteína que bloquea el crecimiento muscular y fue aislada por primera vez en 1997 por unos investigadores de la Universidad de Johns Hopkins. Su descubrimiento explicó el fenómeno inusual observado en algunos animales (por lo general bovinos) con una musculatura que era el doble con respecto a otros animales.
Las últimas noticias sobre la miostatina es que los mismos investigadores han descubierto un fármaco capaz de bloquear su acción, cuyo nombre e ACVR2B. El fármaco interfiere con los receptores de la miostatina y después de solamente 2 inyecciones en una semana, la masa muscular de los ratones ha aumentado un 60%.
Suministrando el fármaco a ratones sin el gen de la miostatina (que por lo tanto eran ya más grandes y musculados), se ha verificado un aumento de masa muscular del 24% con respecto al grupo de control. Basándose en este estudio, los investigadores han lanzado la hipótesis de que existen otras proteínas que inhiben el crecimiento (además de la miostatina) y que este fármaco es capaz de actuar también en ellas.
En las hembras de ratones que han recibido el fármaco, el gastrocnemio creció un 39% y los tríceps hasta incluso un 61%….
¡Sin necesidad de realizar ni siquiera un simple press francés!
Actualmente se desconocen todas las potencialidades así como los posibles efectos secundarios a largo plazo. Desde luego esto no impedirá a “los atletas” (llamarlos así chirria como uñas contra una pizarra) de experimentar con ello y de hecho se rumorea que el irrefrenable crecimiento de los actuales Mr Olympia sea debido al uso de Folistatinas y Activinas en sinergia con todos los demás anabolizantes empleados sistematicamente de forma incremental a partir de la década de los ’80.
La pregunta que nace espontanea es que sentido sigue teniendo que la gente trague con todas las patrañas que publican estos individuos sobre su estilo de vida, alimentación, sistema de entrenamiento, dedicación y esfuerzo (eso sí… supongo que encontrar tantos fármacos en el mercado negro no será fácil) cuando se está ocultando la parte más dramáticamente efectiva (y peligrosa) de la ecuación.
Bibliografia:
Lee, S.J., et al. (2005). Regulation of muscle growth by multiple ligands signaling through activin type-2 receptors. PNAS. 102:18117-18122.