La nueva moda de levantar explosivo
El entrenamiento basado en la velocidad de los levantamientos tiene innumerables beneficios que ya conocéis de sobra, ya que en estos últimos años nos han acribillado a publicaciones y estudios, muchas veces impulsados por empresas que presentan cierto interés económico.
Por todo ello, la programación del entrenamiento basada en la velocidad se ha convertido en una moda. Lo que pasa con cualquier moda es que a veces parece que sí sigues la moda es que estás al día y si no lo haces es que eres ‘tonto’, cuando en muchas veces es totalmente lo contrario.
¿Cuál es el contexto en el cual el hecho de programar los entrenamientos con base en la velocidad de los levantamientos es correcto y productivo?
Pues como bien decía la publicidad de los neumáticos: ‘la potencia sin control no sirve para nada’. Y es que antes de preocuparnos de imprimir velocidad a la barra (algo clave en levantamientos de atletas avanzados), deberíamos de preocuparnos de tener todos los matices y los detalles técnicos necesarios para ejecutar el ejercicio correctamente.
Vemos diariamente en los gimnasios un montón de chavales, cada cual más destartalado, con una técnica horrorosa, disparando al techo la barra y dándose golpes antes de un levantamiento, haciendo cosas absurdas.
Y es que cuando nos embarcamos en el entrenamiento con cargas, tenemos que enfrentarnos a dos tipos de problemas fundamentales. El primero es que jamás tenemos un enfoque en los ejercicios básicos como si fueran un gesto atlético (como sí sucede en cualquier otro deporte, como por ejemplo la halterofilia).
En cualquier otro contexto de aprendizaje, lo que se suele hacer es partir del gesto atlético, que se pretende aprender en diferentes partes o pasos y realizar el movimiento de forma muy lenta, muy controlada, hasta que adquiera el total control del gesto.
La clave para un buen entrenamiento
Esto es clave para detectar enseguida, de forma personalizada, cuáles son las zonas más conflictivas del levantamiento y dónde tenemos que trabajar más. Esto es algo que se aplica a cualquier disciplina.
Tú entras al gimnasio y, como es normal, no tienes ni idea de como ejecutar correctamente los ejercicios más básicos… Eso sí, a los tres meses ya te has hecho un experto porque ‘esto es muy sencillo’. ¿Cómo se hace una sentadilla? Pues nada, me pongo la barra en el cuello y voy para abajo. Después subo un par de videos a Instagram y listo. ‘Tampoco es tan difícil’.
Claro, los problemas salen cuando quieres empezar a pisar el acelerador y mover kg de verdad. Entonces te faltan las bases técnicas y los esquemas motrices apropiados para que eso sea un movimiento eficiente y eficaz.
¿Cuánta gente habéis visto en el gimnasio chapando la espalda en un peso muerto, temblando con la barra a la altura de la rodilla y diciendo que se hacen daño y que ese ejercicio no sirve para nada?
¿Cómo solucionamos estas carencias técnicas en el levantamientos ?
Pues lo cierto es que tenemos muchas herramientas: movimiento por fases y súper lento, saliendo desde puntos de dificultad, buscando coherencia en el levantamientos y poner el foco en la presión de los pies contra el suelo (lógica de los puntos de contacto).
Son prácticas que no solo sirven para aprender el gesto, sino para reforzarlo en gente avanzada, lo cual nos lleva al segundo punto, que es la total ausencia de concepto de prestación que hay en los gimnasios (algo que nos hace tener un listón demasiado bajo dentro del mundo del culturismo).
Es por eso que nos solemos entusiasmar mucho cuando una metodología nos lleva del 1 al 2 en resultados físicos, cuando la verdadera escala de valores es hasta el 10.
El problema es que para llegar al 10 se necesita una visión mucho más global de ese gesto atlético y muchas más herramientas que vayan más allá de simplemente disparar la barra como si fuera un cohete.
Porque, seamos claros, en el gimnasio (al igual que en la vida sexual) levantar rápido está muy bien, pero ir despacio suele dar mejor resultados.