“Para las mujeres con buen estado de salud, el entrenamiento de la fuerza es avalado por la American College of Sporte Medicin (ACSM Position Stand. 1998), debido a que ha sido reconocido que esta tipología de entrenamiento contribuye al mantenimiento del estado de salud óptima del organismo (Askikainen T.M. et. al. 2004; Pollok M.L. And Evans W.J. 1999)
Los datos de los que disponemos actualmente demuestran que la potenciación muscular en las mujeres puede inducir un aumento de la fuerza sin causar una marcada hipertrofia. Las mujeres, cuando realizan el mismo programa de entrenamiento que los hombres (para la fuerza), muestran un incremento de fuerza similar (Volek J.S. et al. 2006).
Sin embargo en las mujeres la hipertrofia desarrollada en relación a la ganancia de fuerza es MENOR que en los hombres (Lewis D.A. et al. 1986; Tipton K.D. and Wolfe R.R. 2004). Esto parece ser debido principalmente a las diferencias hormonales entre ambos sexos, donde las mujeres presentan menores concentraciones de testosterona (Tipton K.D. and Wolfe R.R. 2004). Otras causas del menor potencial de desarrollo muscular, podría ser la distribución de fibras Blancas y Rojas, ya que algunos estudios han demostrado una mayor distribución de fibras rojas (poco sujetas a hipertrofia) en mujeres.
El entrenamiento de la fuerza provoca una disminución de la grasa corporal y un aumento de la masa magra (Pollok M.L. and Evans W.J. 1999; Nidl B.C. et al. 2000). Estas modificaciones pueden conllevar un ligero aumento del peso corporal total, debido a un incremento de masa magra, que sin embargo se considera muy positivo. La hipertrofia puede verificarse en el momento en que se realizan ESPECIFICOS programas con el objetivo de aumentar las masas musculares.
En definitiva, la creencia común de que las mujeres, entrenando la fuerza, puedan volverse demasiado grandes y masculinas ha sido descartada por diferentes estudios. De hecho no es fisiológicamente posible (a no ser que se utilicen fármacos anabolizantes) por lo que esto debería ayudar a las mujeres para que se acerquen a esta tipología de entrenamiento con menos temores (McArdle W.D. et at. 1998; Volek J.S. et al. 2006).
Finalmente, cabe destacar que el cuadro de las ventajas descritas hasta ahora puede verse reducido o anulado, en el momento en que se utilizan exclusivamente maquinas para el entrenamiento con pesas (en lugar que los pesos libres), cuando se tiende a usar cargas demasiado ligeras y en el caso de que no se persiga una constante progresión del volumen y de la intensidad de trabajo (Zatsiorski VM 2007)”
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Un comentario
La verdad que cansa un poco leer eso de «sexo débil» aunque se haga con ironía o entre comillas la palabrita de las narices…